¿Por qué tener un hormiguero en casa? Una opción educativa y fascinante para toda la familia
¿Has pensado alguna vez en tener un hormiguero en casa, pero no sabes si es una buena idea? Puede sonar raro al principio, pero lo cierto es que criar hormigas es una actividad educativa, sencilla y perfecta para compartir en familia.
En este artículo te cuento, desde mi experiencia, por qué tener un hormiguero puede ser mucho más que un simple experimento: es una forma de aprender ciencia, fomentar la responsabilidad en los más pequeños y descubrir un mundo fascinante… sin salir de casa.
¿Por qué tener un hormiguero en casa?
Desde mi experiencia, entiendo que al principio la idea de tener un hormiguero puede parecer extraña o incluso complicada. Sin embargo, la realidad es que es un hobby accesible, económico y muy enriquecedor tanto para adultos como para niños.
Criar hormigas en casa nos enseña valores como la paciencia, la responsabilidad y la observación consciente. Observar cómo una colonia trabaja, se organiza y se comunica es algo que sorprende incluso a quienes nunca han sentido interés por los insectos.
Además, la mirmecología doméstica (así se llama el estudio y cuidado de hormigas en casa) puede ser una forma divertida y educativa de introducir a los niños en conceptos de biología, ecología y comportamiento social. Y lo mejor: no requiere una gran inversión ni conocimientos científicos previos.
¿Qué necesitas para empezar un hormiguero?
Es normal pensar que necesitas muchos conocimientos para comenzar, pero no es así. Eso sí, no conviene comprar por impulso sin saber lo básico, ya que estás tratando con seres vivos y merecen ser cuidados correctamente.
Por suerte, la información está al alcance de todos, y aquí en el blog te iré guiando paso a paso para que puedas empezar con confianza y sin errores.
Los elementos básicos para comenzar son:
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El tipo de hormiguero: existen modelos de acrílico, yeso, arena o modulares
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La especie de hormiga: algunas son más fáciles que otras; Messor barbarus, por ejemplo, es ideal para principiantes.
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La alimentación: necesitan una dieta simple basada en semillas, jarabe azucarado y algo de proteína ocasional.
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Los cuidados básicos: mantener la humedad adecuada, revisar el estado del hormiguero, evitar moho y limpiar cuando sea necesario.
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El mantenimiento general: controlar la temperatura ambiente y darles espacio para forrajear.
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Evitar errores comunes: como una humedad inadecuada, alimento en mal estado o uso de materiales peligrosos.
¿Es una buena opción para niños?
Absolutamente. Con supervisión, un hormiguero puede ser una actividad compartida entre padres e hijos. Les permite observar de cerca cómo se organiza la vida en comunidad, entender que no todo da resultados inmediatos (las colonias crecen despacio), y desarrollar hábitos de observación detallada.
Además, puede ser una excelente alternativa a otras mascotas más exigentes, ya que las hormigas no requieren paseos, no generan ruido y no suponen un gasto mensual elevado.


